domingo, 26 de diciembre de 2010

Navidad enlatada


Por la apagada y solitaria habitación resuena una silenciosa música navideña. Más yo, vagabundo y soñador sin sueños, dados por imposible, perdido en nostálgicos recuerdos apocados; confuso de sentimientos y corazón, yaciendo en un preámbulo abominable. Ofuscado en un temerario abismo que hace temblar el espíritu. Escondido y oculto tras un gesto sin expresión. Más la verdad, ¿será que los buenos días pasaron ya para mí? ¿Qué detrás de los ojos no hay más que un vacío inabarcable? ¿Qué el corazón, doblado como papel, está cansado de ser desplegado sin éxito?

Más cuan, sentimientos de hojalata artificiales de emoción, llenos de irá y compasión, rebosan en un instante, lo reconozco, tan distante, saciados del silencio de aquel que calla, de aquel que muere, de aquel que se agarra a lo que puede...

Joven muchacho, iluso, camina por las calles. La nieve, danzante en el aire, vacilante sobre el gris asfalto. Ilusión ardiente y desmesurada. Regalos de ilusión, regalos de amor, regalos del mañana y del hoy. Sentimientos de inexpresividad, camino entrecortado, más noche que día, sueños aborrecidos. Falta de amor.

¡FELIZ NAVIDAD! ¡Y próspero año nuevo 2011!

Déjese llevar por los pensamientos. Aparte la razón y muestre al mundo su maquiavélico mundo interior.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Ralladas contagiosas


Me sorprende la rapidez con la que vuelvo de nuevo a escribir una nueva entrada en el blog, pero aún más me sorprende el haber sembrado cierta paranoia en cierta persona. La gota que colma el vaso está en que, al cerciorarme de dicho suceso, la paranoia también se adhiere en mí. Creo que hay un virus en el ambiente...

Después de aquel enredo en el que me acabé metiendo de alguna manera, probablemente por mi pasividad y semipermisión de aquel mensaje enviado por aquel amigo, creí pensar que lo más seguro y probable sería que se acabaría olvidándose pronto del tema. Pero me entero de que no es así; no se ha olvidado de ello, y parece ser que está rallado. Rallada (x2). ¿Por qué no se habrá olvidado de ello? Demasiadas teorías... y ninguna certeza, ciertamente.

Quizás debería tener una conversación con él. Ganas no me quedan, pero me da un miedo... Y difícil es lo suyo.

Sin lugar a duda, creo que alguien merece una explicación.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Atracción-Repulsión



Los días pasan y pasan, y yo sigo aún sin encontrar una explicación lógica. Sin darme respuestas o razonamientos que me alivien, que me sacien. Sentirme atraído por imposibles es una maldición que me ronda desde lo que yo recuerdo, desde que conozco el mundo tal como es, no es nada nuevo. Pero esta vez es un caso especial, un caso aparte, es diferente. Y espero que también termine diferente...

Desde el primer día de clase en que le vi sentí un gran interés por su persona. Desde un primer momento me envolvió su atmósfera de misterio, e incluso ya hacía mis propias convicciones de como sería. Me pareció una persona seria, madura, con un aspecto duro; ese tipo de personas que te sueltan una mala contestación a la primera de cambio. Me recordaba un poco a mí. A partir de ese momento comencé a desvariar, y buceé por infinitos pensamientos que no parecían tener fin.

Eso fue más que un "dejarse llevar por las apariencias", de eso estoy completamente seguro; podría decir incluso que me dedicaba a filosofar sobre él, sobre como sería y como no sería. Originé un gran ecosistema de sueños, pensamientos y teorías. Que si en realidad él estaba deseando que alguien se le acercase... Que, aunque a simple vista no lo pareciera, era una bellísima y gran persona ala que, al igual que yo, se le hace demasiado difícil mostrar los sentimientos, ser tal como es... Que si, convencido estaba de que, aunque siempre estuviera serio, en realidad poseía una sonrisa oculta, resplandeciente y angelical...

En eso estaba en lo cierto: su sonrisa me deslumbra más y cada vez más, cuando la acompaña con un encantador saludo por las mañanas, entre pasillos. ¡Un sin fin de barbaridades, y probablemente alguna que otra certeza, que parecían no acabar nunca! Lo cierto es que me atraía, o me atrae, o no estoy aún del todo seguro, y no sé si lo estaré. Me atraía físicamente y... ¿filosóficamente? ATRACCIÓN. Lo cierto es que me entró por los ojos, solo le he llegado a conocerle lo poco que hemos hablado por la red, aún no tengo el placer de conocerlo en persona o de haberle dicho más de tres palabras.

¡Menuda tontería e inmadurez para una persona supuestamente adulta que ya es mayor de edad! ¿A dónde iría a parar? ¿Es qué no he tenido ya suficiente con mis pasados dolorosos enamoramientos de heteros? Sí, creo que es suficiente; y sí, creo poseer una pequeña barrera, un escudo, que pueda evitarlo. Quizás se rompa y no lo soporte. Pero no por ello pienso que lo mejor sería perder la oportunidad de conocer a una persona capaz de iluminar mis días con una sonrisa.


Pero... no todo es tan fácil como quisiera que fuese. REPULSIÓN. Si no tuviera cuidado podría acabar enamorándome. Podría de alguna manera acabar rechazándome. ¿Qué le digo?, ¿qué tema saco? Siempre me acerco yo. ¿Resulta que el es tan tímido, o incluso más que yo? ¿Por qué no puedo mirarle directamente a la cara? ¿Por qué posponer tanto las cosas? ¿Por qué no salen las palabras solas? ¿Pensará mal? ¿Cometeré un error...? ¿Lo hago o no lo hago? ¿Realmente vale la pena? ¿Será un trago amargo? ¿Por qué no intentarlo?

Con tanto ajetreo, los días pasan y, al final, voy a perder el tren; perder la posibilidad de conocer a una persona maravillosa. La posibilidad de que ría conmigo, la posibilidad de que se aburra conmigo, la posibilidad de que me odie... y en el caso de que continué pillado y sin hacer nada, la más dolorosa, la posibilidad de resultar completamente indiferente.
~
Es tiempo de coger el término "atracción" y ponerse a filosofar. La atracción se puede ver de múltiples maneras. Lo mismo ocurre con el de "repulsión"... Las palabras no son lo que parecen a simple vista.

jueves, 11 de noviembre de 2010

¡Triste felicidad!

Estoy harto, ¡harto de TODO! ¿Dónde quedó mi minoría de edad? ¡La perdí! Y ya no hay vuelta atrás... Y no, no me refiero a perder la virginidad. Mal pensados...

A medida que vamos creciendo, valga la redundancia, nos damos cuenta de que el mundo que nos rodea es peor a medida que transcurre día tras día... ¡Pero sería tan fácil y a la vez tan difícil resolver este hecho! ¡Por favor!, ¿¡qué me está sucediendo!? ¿Vuelvo a las andadas? Pero es que de verdad, te lo juro, te lo prometo... todo lo que quieras pero... ¿por qué nos complicamos tanto la vida? Si quiero hacer algo, ¿por qué no lo hago? Con lo sencillo que sería acercarme y hablar... ¡pero no! No me apetece, no me decido, ¡y ya ni sé que mil estupideces más!

Vale , piensa Francisco, piensa... Sí. Tengo derecho a hablar, y a ser escuchado. Hablar no es tan difícil, pero claro, yo soy gilipollas y me complico la vida a más no poder. ¡Es solo hablar! ¿¡Qué tiene de complicado eso!? El problema es al cerciorarme que de nuevo he perdido la posibilidad, un día más. "Mañana lo haré" pienso, y ese día nunca llega. ¿Pero en realidad cuál es el problema? Porque no tengo ni la más remota idea. Yo creo que ya he interiorizado suficientemente el asunto: sé cómo hacerlo, se lo que conlleva, sé que puedo. ¿A qué temo pues? ¿Por qué demorarlo más tiempo? ¿Es un infortunio a causa de mi osadía de mezclar atracción y amistad, y apartar sentimientos más profundos? ¿Obligatoriamente tiene que conllevar a amor? ¡Por qué me niego rotundamente!

Soy un loco romántico,

un romántico empedernido:
La locura me lleva a la desdicha,
la soledad me arrebata la sonrisa.
Aflora la desgana.


Mi controversia mental: 11:15 AM. "Hora" del recreo. Levantarme, andar, comer y bajar al "escaut"; sentarme a su lado, saludarle y... ¿¡qué más!? Ser natural y dejarme llevar será de lo más difícil... Ser valiente, ¡BASTA YA de tonterías! What's the matter?

Esto empeora por momentos. ¿Romeo y Julieta... culpables?
Son los tontos los que son felices, no los locos. Pero la madurez me devolverá la cordura. Tarde o temprano. Así sea.

sábado, 21 de agosto de 2010

Panorama tétrico


Completamente solo, en mi casa de veraneo con fachada y paredes blancas tan típicas de Cádiz, habiéndose mi hermano y su novia ido a dar una vuelta, y mis padres en un bar, a las 0:20 de la noche, me hallo recostado en el improvisado sofá de afuera, en el patio, aparentemente tranquilo con mi ordenador portátil.
El patio es la “sala” principal de la casa, tiene las funciones de comedor, salón y entrada puesto que solamente forman verdaderamente parte de la “casa” las habitaciones, la cocina y el baño, lugares a los que se acceden desde el patio, desde distintas entradas.
El fortísimo viento agita con violencia las ramas de los árboles, y se escucha el tintineo de la cortina de metal que baila al son del viento. Mirar enfrente resulta excesivamente lúgubre al contar con tan solo con una única luz, localizada en la pared, encima de mi cabeza. A lo lejos se puede escuchar música solitaria, aparentemente ajena a la presencia de las personas, lo que le da al pueblo y a la noche un aspecto más escalofriante. Una brisa helada azota todo mi cuerpo, dejando tras de sí un fuerte escalofrío y convirtiendo mi piel en la piel de una gallina.
Pareciese que el fuerte viento fuera a más.
Bajo la oscura y estrellada noche se puede oír aún más a lo lejos los ladridos de, probablemente, unos cuantos perros que pareciera que gritasen en una opaca discusión que no tuviera fin. El viento, poderoso y confiado de su fuerza, hace gritar la puerta verde de metal, provocando unos chirridos infernales, dignos de película de terror. Boby, el perro de mi vecina que es de mi familia, aprovechando el espacio de la entrada que regala el viento al hacer golpear con furia la puerta de metal contra la pared con sus fuertes soplidos, entra escandalosamente al patio, sobresaltado, envuelto en una misteriosa rareza, la que siempre le suele envolver a este extraño perro.
A la noche se le suman los infrecuentes sonidos de los insectos de noche, y una misteriosa melodía un tanto inquietante se acerca más y cada vez más haciéndose cada vez más audible.
La puerta vuelve a rechinar.
La incomodidad de llevar las lentillas durante excesivas horas, al igual que, las frustración que provoca que los insectos se posen en la pantalla de mi portátil, interrumpiendo mi escritura, provocan en mí una gran incomodidad. Después de restregarme cuidadosamente los ojos, por lo que conlleva llevar puestas las lentillas, me echo a lo largo del sofá, en una posición algo más cómoda.
Una gruesa hoja del gran árbol del patio impacta escandalosamente contra el suelo, y tras de sí, se oye el rugir de un coche al arrancar. Aprovechando la situación, un insecto no duda en atacarme y abalanzarse sobre mí. Casi sin darme cuenta, cada vez me hago más consciente de que a mi alrededor suenan nuevas y diferentes músicas, haciéndose segundo tras segundo un poco más fuertes.
En un despiste, mis costillas se golpean con la esquina del portátil, provocándome un leve dolor; pero es cuando un batir de alas, de un desconocido animal, logra sobresaltarme de la escritura sin fin. El descomunal animal, que resulta ser tan solo un helicóptero, vuela por el cielo en una misión casi sin sentido, a estas altas horas de la noche.
Pareciese así pues que las plantas me observaran, y que el viento, inmerso en una demostración de su poder, pretendieran hacer crecer un miedo en mí.
Se oyen pasos.
Sin saber cómo, siento una falsa tranquilidad acompañado de un falso silencio.
Tres pasos, cuatro pasos, cinco pasos…
De nuevo siento un fuerte escalofrío y una nueva hoja cae sobre mi teclado.


Sin saber cómo, la única luz que permitía observar, fuera o no con dificultad mi entorno, se apaga; siendo la pantalla de mi ordenador portátil y la luz de la Luna mis únicas compañeras, agonizantes como una vela a punto de apagarse.
Observando con una fallida vista de felino la procedencia de aquellos pasos que cesan y prosiguen su rumbo continuamente, me miento haciéndome creer que lo más seguro es que sea el perro de la vecina.
Me pongo en pie y entro en la habitación, como la oscuridad me lo permite, caminando como el que no ve, despacito y a regañadientes para comprobar el interruptor de la luz.
No funcionaba. Pero tampoco funcionaba el interruptor de al lado.
Se había ido la luz.
Un nuevo paso se oye en la negra oscuridad.
Siendo ya más lógico, me desmentí diciéndome que un perro no haría ese ruido al andar, así que deberían ser mis padres o mi hermano los que volvían, ¿mucho antes de lo previsto quizás?
Ahora sí que el viento había conseguido lo que se proponía: el miedo me invadió.
Inconscientemente empecé a jadear de temor, y empecé a sentir un nuevo frío.
Hacía demasiado ruido al jadear.
-¿Ho-hola? -pude decir al fin.
Pero no obtuve respuesta.
Los pasos de fuera quien fuera, o lo que fuera, callaban siempre tras unos breves segundos de andanza, como tratando de acercase poco a poco hacia a mí, tomándose sus respectivas pausas con sigilo para, probablemente, sorprenderme.
Tenía realmente miedo. Demasiado...
Y un paso más…

Sentía con total seguridad que “eso”, fuera lo que fuera, se hallaba como a dos metros de mí. Intenté taparme con las manos la boca para silenciar mis jadeos que no hacían otra cosa que ayudar a identificarme con mayor facilidad en la penumbra.
Entonces fue cuando me sentí como una estúpida presa, intentando escapar portando consigo un gran cartel luminoso parpadeante en el que, con luces fluorescentes, se lee “Estoy aquí”, al darme cuenta de que tenía las manos ocupadas sosteniendo el portátil que desprendía luz de la pantalla.
Que estúpido puedo llegar a ser.
De todas maneras, ¿quién demonios se interesaría por
mí y que no fuera de mi familia? O en el peor y más extraño de los casos: ¿qué cosa?
Nunca le temí a la muerte, así que al fin y al cabo…
Fue entonces cuando con astucia, y el cuerpo tembloroso, no se me ocurrió otra mejor cosa que, con una desconocida habilidad, extender los brazos y dirigir la iluminada pantalla del portátil hacia enfrente, para determinar que era exactamente lo que se encontraba delante mía.
Entonces lo vi.
Una cara.
Un tipo que tendría más o menos mi misma edad: unos diecisiete.
Lo que más me sorprendió en aquel preciso instante no fue esa agresividad a la que estaba preparándome, involuntariamente, sin razones coherentes. Nada de eso. Fue el tono de inseguridad, duda y miedo que pude ver reflejada en aquella cara de facciones marcadas, en aquellos grandes ojos de color caramelo suplicantes, acompañados de aquellas cejas que le daban tanta expresión, con los que también hubiera sido capaz de sorprenderme a cientos de metros en una situación más “normal”. Aquel pelo negro, liso, corto y bien peinado que siempre había deseado. Esa mandíbula de las que, en otras tantas ocasiones, me había llegado a enamorar. Ese mentón de escasa barba incipiente, que nacía en el inferior de la barbilla, a modo de perilla, y que se extendía ligeramente hacia los costados con disimulo.
Con el susto y la gran tensión acumulada, también por la inesperada visita de aquel desconocido, no fui capaz de articular palabra.
Estuvimos durante varios minutos mirándonos el uno al otro en un profundo silencio.


Obviamente el segundo párrafo (rosa) es pura fantasía. Es probable que me dé por continuar esta historia, quizá incluso comience otras nuevas, pero tratándose de mí realmente nada es seguro. Eso sí, no me cabe duda de que volveré a escribir una historia. Y en el primer párrafo no he hecho nada más que narrar y describir el tétrico panorama en el que me veía envuelto en este mismo instante. Con este viento al final saldré volando por los aires… Ahora a quitarme las lentillas, a ponerme el pijama y a dormir. Mañana iré al gimnasio por la mañana, tengo que aprovechar ahora que me quedan tan pocos días para volver a Salamanca. Modestia aparte el tema de estudiar para la recuperación de Historia.
Que miedo, oigo… ¿espíritus? Buenas noches.

Entrada recientemente perfeccionada.

lunes, 16 de agosto de 2010

Ideología vacacional adolescente

Son esos veranos repetitivos los que le llegan a saturar a uno. Siempre al mismo lugar, a la misma casa, ver a la misma gente… pero la cosa es empeorable cuando hay insectos de todo tipo por doquier, cuando la palabra “tecnología” es tan poco frecuente y cuando te hayas en un lugar en donde solo hay playa. La playa no me gusta, no después de 12 años viviendo en Mallorca; y no, yendo con mis padres o con mi hermano “Stop”. Yo, esperanzado con echarle valor al asunto, convencido por atreverme a conocer a alguien nuevo, ¡cualquier persona de mi edad!, lo tengo bastante complicado. Si mis padres solo van a la playa, y a la playa yo no voy, ¿¡entonces cómo hago!? Que ya está bien que no se decidan por ir más allá de este pueblucho. Siempre rodeado de pueblos… ¡qué soy de ciudad! Y encima apoyas a hacer cosas distintas y “locas” y tus palabras pasan a mejor vida, sin ni siquiera ser una legítima posibilidad. Por no hablar del insoportable calor, del ambiente “vago” que le entra a uno en el sur, que hace que se entre en un estado latente en el que resulta difícil levantarte antes de la una del mediodía. ¿Y qué pasa con estudiar para recuperar Historia? ¡No me sale! ¡No puedo! Resulta tan… ¡imposible ponerse a estudiar aquí! Eso sí, lo único útil y de provecho que he hecho hasta ahora ha sido ir al gimnasio. Aunque la verdad que ya empiezo a saltarme algún que otro día. Pero si al final me sirve para seguir continuando haciendo deporte en mi verdadera casa, cuando vuelva, a partir de ahora, habrá merecido la pena. Más aun pensando que mi Educación Física en la escuela ha finalizado para siempre.

Al menos todo esto me servirá para que el próximo año pueda decir “¡¡¡Ni loco vuelvo a ir a Cádiz con vosotros!!!” cuando de una vez ya tengo mis 18 años. Sí, que en tres meses ya seré mayor de edad. Podré hacer cosas sin el consentimiento de mis padres, romper forzadamente la cadena a la que me tienen sujetos, hacer cosas locas, ¡y vivir un poquito más la vida! Sí, por supuesto que también me servirá para decirles “Me voy a Cazorla” en vez de “¿Puedo ir a Cazorla?”. Vaya pedazo de oportunidad que me han hecho perder… aunque ya van dos. Entonces si vuelvo a ir a Cádiz no será con mis padres, sería con amigos, que conozco a unas cuantas personas que estarían locas por ir a Cádiz, y a otros muchos que ansío ver YA. Y ya que hablo de “conozco, conozco…”, también conozco a uno, alguien grande, más de lo que pude imaginar, que dice que nos invitará a “Marina Dor, ciudad de vacaciones”. ¿Por qué no? Para todo eso y más ya estaré en mi fase de “me voy con mis ahorros sin pedir permiso”. Y si a esa “ensalada” le echamos, para terminar, un poquito de “conocer Salamanca, y a mis futuros amigos” creo que saldrá algo bastante apetitoso. Para mi desgracia no puedo vivir con la mente en otra ciudad, con la mente en Motril. Esa gente es muy importante para mí, y seguirá siéndolo, pero por mi bien y por mi futura felicidad, tengo que encontrar nuevas amistades, tan o incluso más importantes, de ser posible, como todos y cada uno de ellos. Pero no descansaré hasta volver a ver a estos últimos muy pronto. Creo que con la nueva etapa que voy a empezar, podré hacer esto y mucho más; porque pienso llegar lejos, muy lejos.

Como siempre ha sido, y siempre será para todos, durante el transcurso de nuestra vida perderemos y se alejaran cosas muy importantes para nosotros. Amigos, amores, lugares, infinidad de cosas… Pero debemos aprender a continuar nuestra vida sin estos, al fin y al cabo, nada en esta vida dura para siempre, por eso tenemos que aprovechar lo que actualmente tenemos, exprimir ese jugo al máximo, porque lo más probable es que en un futuro, quizás no muy lejano, ya no lo tengamos, y será demasiado tarde para darnos cuenta de lo importante que era eso para nosotros. Este párrafo ya me está recordando demasiado a aquel vloger que vi…

Abrir las cerradas ventanas, romper las cadenas, extender las alas mojadas, y echar a volar. Volar hacia la libertad. Dibujar tu camino y llegar a tu destino. El que será tuyo y de nadie más.

Ahora es cuando puedo ver ventajas entre todas las desventajas que encontraba en ser mayor de edad. Pero aun así, no creo que se consiga libertad plena con los padres por ser tan solo mayor de edad. Ahora tengo que comprobar como acabarán estas absurdas vacaciones, que de ello dependerán las del próximo año. Y tener carné no quiere decir que puedas viajar adónde quieras, recuerda que para ello necesitarás un coche. Y no creo que hasta mucho muchísimo tiempo yo vaya a tener uno, así que aplazaré lo del carné. Además que no quiero atropellar a nadie en el intento de sacarlo, que con mis dieciocho ya sí que me podrán meter en la cárcel. Pero llegaré muy muy lejos, eso sí, en bus.

jueves, 22 de julio de 2010

Hasta la mismísima... ¡IMPRESORA!

Ahora es cuando casi rezo, sí, aunque no sea del todo creyente, pero suplico al cielo que en un futuro no tenga un trabajo de secretario ni nada por el estilo. Bueno, tengo que admitir que si durante el curso hubiera cogido los apuntes de Historia cuando tocaba, no tendría que estar con estas; por no hablar de que si hubiera aprobado todas las evaluaciones, no tendría que estar pensando en vacaciones de verano en estas cosas.

Quizás aún no sepáis siquiera de lo que estoy hablando, veréis... tengo que hacer resúmenes de lo que me entra para el examen, serán un 25% de la nota de recuperación. La cuestión es que muchas de las preguntas que nos entran nos la dio por apuntes. ¿Que qué estaba haciendo yo en esos momentos de clase? Pues bien, imagino que estaría hablando, haciendo la tarea de otras asignaturas, dibujando o luchando contras el sueño. Sin lugar a duda lo más estimulante era el dibujar. Y hoy, con el calor que hacía, y después de pasar un rato "más que suficiente" delante del ordenador, como pensaría mi padre, y al no tener ganas de estudiar, ni de seguir haciendo resúmenes sin el material "adecuado", pensé que estaría bien escanear los apuntes de mi prima. Claro, desde su casa y con su escáner, que yo no tengo.

Debo admitir que eso de escanear tanta hojas seguidas resulta más que repetitivo. ¿Algo así harán los típicos secretarios? Porque de ser así ya tengo algo que comentar en el currículum. Pero vamos, que solo un día (el calor también se nota) y ya me he estresado... Pues "ni modo" me haría secretario, con permiso de mis amigos los latinos. Encima me ha estado "ayudando" mi prima pequeña, haciéndolo más ameno. Para ser sincero, hasta ahí iba bien; es cierto que cuando terminamos sentí un gran alivio, ¡al fin!, pensé. Pero no fue tan terrible. Se empezaron a pasar las imágenes, pero... ¿¡qué demonios!?, ¡cada hoja ocupaba 25 mb! Mi pendrive se quedó sin espacio, la operación se canceló, no había forma de que las imágenes se siguieran pasando.

Para mal de males, las pocas imágenes que tenía no eran de un tamaño "normal", demasiado grandes, como para que se puedan permitir acoplarse en mi portátil por tiempo ilimitado. Por no contar que no se completó la operación de que todas las imágenes se fusionaran en un solo archivo, a lo PDF. Es ahí cuando me atrevo a volver a escanear TODO desde un principio, eso si, ahora con un tipo de imagen comprimida.

Esta entrada en realidad está siendo escrita entre los cortos períodos de tiempo que dura la escaneación de una hoja. Así hoja tras hoja, hasta que termine. Eso sí, como me vuelva a pasar algo "extraño" al terminar de escanear todas, que ya me quedan pocas pero a sacrificio de no haber cenado aún y de no salir por ahí a dar una vuelta finalmente, me tiro por la ventana que tengo justo en frente.

Si de todo esto tuviera que sacar algo bueno sería que, como secretario de la fotocopiadora, voy cogiendo velocidad, y manejo. Y he de decir que, al tiempo que termino esta entrada, termino también de hacer las fotocopias.

Al fin podré comer en paz... E irme a mi casa. Espero. ¿Llegaré de un salto desde la ventana a mi casa? Siendo vecinos todo se puede.

Y ya que hablo de ventanas, permitid decir que...
Quiero cortar la cuerda que me amarra a la Tierra,
abrir las ventanas, extender mis alas.
Que el aire entre por la puerta, que rompa mis cadenas,
echar a volar, sin miedos, sin rumbo, a un nuevo mundo.

P.D.: Voy a poner un pendrive de más capacidad, que al parecer las imágenes van a volver a ocupar lo mismo.

¡Misión cumplida! Eso sí, haber si ahora consigo abrir este archivo "tiff".

viernes, 9 de julio de 2010

Tiempo vacío

El tiempo pasa... y nosotros seguimos ahí, aparentemente quietos. Miramos a nuestro alrededor y vemos como crecemos y como van cambiando las cosas. Lo que antes era extremadamente divertido se queda en un "bueno", lo que antes era terrorífico se nos acaba quedando en un "¡qué cosa más fea!", a los que considerábamos nuestros amigos se quedan en simples amiguetes o compañeros, con lo que jugábamos o lo que veíamos se quedan simplemente en "cosas de niños", las peleas chico-chica ahora pasan a ser un "te quiero", las peleas de hermanos se acaban echando de menos, lo que nos resultaba muy difícil en el colegio ahora nos resulta pan comido, las heridas que teníamos eran solo físicas, caídas y golpes, y muchas cosas que nos parecían inalcanzables, solo algunas, logramos poder alcanzarlas...

Pero los peores golpes se van recibiendo mientras uno va creciendo a medida que nos vamos dando cuenta que todo lo que tenemos alrededor no es ni "Happy World" ni "Cachi piruli piruleta". Y las decepciones amorosas, familiares, económicas, escolares, amistosas que nos llevamos... muchos sueños e ilusiones rotas. La pérdida de amistades y el darnos cuenta que realmente son pocos los verdaderos amigos que poseemos; y que esos pocos, que por situaciones tan típicas, como el acabar a muchísimos kilómetros de distancia entre uno, acaban por difuminar y deteriorar la amistad que hubo una vez. Y nos vamos dando cuenta que nos vamos quedando solos, solo, con uno mismo y con sus miles de recuerdos a recordar que lo único que hacen son provocar una gran nostalgia y darnos a pensar que tiempos pasados fueros mucho mejores.

Luego está el tema del dichoso amor... Enamorarse de la persona equivocada, ilusionarse con alguien pero que la DICHOSA distancia destroce cualquier esperanza o posibilidad, el no sentirse querido por los demás (pero no necesariamente ese mismo "querer"), el deseo de experimentar y de conocerlo, el no atreverse a intentar nada, el miedo por el qué dirán... Que los príncipes, princesas, ¡o lo que sea!, azules no existen.

Y luego está ese tiempo vacío... Días de verano en el que no se hace nada de provecho, en donde te asfixias de calor, en donde los días pasan y te sienten culpable por no estudiar lo que debieras, en donde te sientes solo y llegas a echar de menos las clases. Días vacíos, que te dan a pensar que eres un completo inútil y en donde el aburrimiento abunda por todos los lados, en donde te hartas de las cosas que parecían imposiblemente aborrecibles. ¿Qué estoy haciendo con mi vida?, llega a pensar uno. Demasiado tiempo libre... tiempo libre para pensar, rayarse y echar muchas cosas del pasado en falta. Tiempo para pensar en lo desdichado que es uno, y que visto lo visto las cosas no cambiarán demasiado a mejor.

Lo prometido es deuda, pero... os debo una entrada muy importante en donde comentaré lo sucedido de Túnez hasta ahora.

lunes, 21 de junio de 2010

Cuenta atrás para Túnez

Ya típicas son las excursiones de final de curso que se realizan en institutos y colegios, que en realidad son prácticamente las únicas que merecen la pena realmente, pero no tan típicas son cuando el viaje se lleva fuera de España, a Túnez para ser más exactos.


Y, ¿cómo no? Aún tengo que ducharme, preparar todas las cosas... todo eso. Ya forma parte de mí el dejar las cosas para el último día, viene de familia. Eso sí, ¡a ponerse guapo y a sacar miles de fotos! ¡Qué no salgo de España todos los días! Solo la vez que fui a Gibraltar... ¡Ah bueno y cuándo fui a Portugal! Pero no sé, no es igual. Lo verdaderamente emocionante es que son culturas distintas. ¿Os podéis imaginar todos los prejuicios y avisos que estoy recibiendo de Túnez? Es increíble... lo único que hacen es ponerme más nervioso de lo que estoy.

Luego está el tema del hotel... ¿Ambulante? ¿Agua envenenada? ¿Condiciones higiénicas de película de terror? ¿Y con quién me tocará en la habitación? Como siempre, eso es un gran misterio... En fin, no será por no habérselo mencionado a unas cuatro personas. Aunque bueno quizás... merezca realmente la pena. ¡Ya veré qué pasará! Quizás me lleve una agradable sorpresa.

Y pensar que para estar allí solo me queda unas horitas... Salimos a las 03:30. En fin, quería poner un contador y tal pero como he perdido tanto tiempo intentándolo y sin conseguir nada, ¡me rindo! Lo que me hacía falta, dejar las cosas para el final del final. ¡Me voy velozmente! O no tanto... es que soy yo, jaja.

domingo, 20 de junio de 2010

Sentimientos humanos

Somos tan vulnerables... Son muchas las cosas que por muy pequeñas que sean nos llegan a afectar de tal manera que si nos paráramos a pensarlas por un momento nos sorprenderíamos muchísimo. Una simple sonrisa de esa persona que tanto apreciamos puede convertir nuestro amargado día en uno de los días más resplandecientes de nuestra vida. Hay otras cosas que nos hacen pensar y nos hacen comernos la cabeza hasta el punto de sentirlos las personas más detestables de la faz de la Tierra. Nos sentimos infelices, nos queremos morir, pero una vez que se nos pasa el "bajón" pensamos que fuimos realmente idiotas. Además somos unos hipócritas al pensar que el resto de personas no tienen problemas como nosotros. Todos somos humanos, y pasamos por situaciones muy similares. En esos momentos uno desea que alguien o algo aparezca para iluminarle el día, pero no suele ocurrir y uno acaba sintiéndose incomprendido. ¿Pero nosotros hacemos lo suficiente por iluminar a aquellas personas que se encuentran en dicho estado?

Y nos quedamos en cosas que deseábamos hacer y que finalmente no hicimos, principalmente por miedo. Y la bola sigue rodando y creciendo. Como dije, son pequeñeces, pero que nos afectan demasiado. Deberíamos fijarnos más en los demás, intentar comprenderlos y no dejarnos influenciar simplemente por las primeras impresiones. Pero sobre todo deberíamos romper nuestros miedos, echarle valor y ser FELICES. Dejar de creer en los cuentos de hadas, en los príncipes o princesas azules, y luchar intensamente por lo que realmente queremos, porque nada de eso caerá del cielo, ni nos lo darán los demás sin antes haber sudado lo suyo. Pero no hay que dejar de creer ni de confiar, hay que tener esperanza.

O también cabe la posibilidad de que una simple noticia nos alegre el corazón, nos haga felices a rebosar y nos emocione de tal manera que andemos pululando por toda la casa dando saltitos de la alegría. Por extraño, o no tanto, que parezca, unas cuantas novedades en el E3 pueden contentar muchísimo realmente a uno. ¿Pues cómo no emocionarse con consolas portátiles como la Nintendo 3DS o videojuegos como Zelda, Mario o Animal Crossing?


Pero desde mi punto de vista lo peor no es la tristeza; si no el aburrimiento, el desanimo, la amargura, la indiferencia, la pura rutina... Y el cansancio sencillamente no ayuda a escribir una buena entrada en un blog a estas horas de la noche.

domingo, 13 de junio de 2010

Huecos que rellenar

Ahora si que estoy seguro de que con lo de las actividades webs de Windows Live se gana más de lo que se pierde. Al añadir la de Blogger, me acordé de mi blog, y he sentido un pequeño impulso para seguir con aquello que dejé hace tanto tiempo.

Sinceramente mi dejadez forma parte de mí desde ya hace muchísimo tiempo. Comienzo proyectos, los dejo a medias, empiezo otros nuevos, retomo otros más antiguos... Es tan típico. De todos ellos destaco, además de este, la comunidad DPC Foros, mi espacio de Windows Live, mi videoblog de YouTube, ponerse a estudiar (*coff, coff*), entre tantos muchos. Aunque la verdad que lo de Twitter lo llevo perfectamente, supongo que será porque no hay que escribir demasiado ni se pierde demasiado tiempo.

Lo del videoblog comenzó muy bien, pero había algo muy importante que afectaba negativamente a mi proyecto: que mi cámara fuera asesinada estas navidades por mis primas pequeñas (oración pasiva). Tenía que hacer uso de materiales antiguos, fotos y vídeos, para poder hacer mis vlogs, lo que acabó resultándome útil tan solo para hacer el vídeo introductorio. Otra pega fue el nombre de mi videoblog, porque hasta que me decidí...

Sin embargo las cosas ayer dieron un vuelco, ya no tengo excusa. Para mis sorpresa, que mis padres iban a Mediamarkt a comprar una televisión para el cumpleaños de mi abuela, me dijeron que si quería ir con ellos y ya de paso me miraban una cámara. Ipso facto les dije que yo iba con ellos y una sonrisa se dibujó en mi cara. Ir de excursión de final de curso a Túnez sin cámara hubiera sido un cruel delito, algo prácticamente traumatizante para mí.



Hoy vamos a celebrar el cumpleaños de mi abuela, y yo, ¿cómo no?, sin estudiar y teniendo está semana que va a comenzar los exámenes globales. Temer, lo que se dice temer no los temo, pues la verdad que solo temo la Historia... Demasiadas cosas pendientes que no creo que vaya a sacarlas sin hincar los codos un poquito este verano. Me anima pensar que todo lo demás lo tengo relativamente perfecto.



Y ahora es cuando comienzo a soñar de nuevo... Una falsa ilusión, imagino yo, difícil de alcanzar, que crece y crece y se aleja más, y que mi lento ritmo logrará dejar escapar...