domingo, 26 de diciembre de 2010

Navidad enlatada


Por la apagada y solitaria habitación resuena una silenciosa música navideña. Más yo, vagabundo y soñador sin sueños, dados por imposible, perdido en nostálgicos recuerdos apocados; confuso de sentimientos y corazón, yaciendo en un preámbulo abominable. Ofuscado en un temerario abismo que hace temblar el espíritu. Escondido y oculto tras un gesto sin expresión. Más la verdad, ¿será que los buenos días pasaron ya para mí? ¿Qué detrás de los ojos no hay más que un vacío inabarcable? ¿Qué el corazón, doblado como papel, está cansado de ser desplegado sin éxito?

Más cuan, sentimientos de hojalata artificiales de emoción, llenos de irá y compasión, rebosan en un instante, lo reconozco, tan distante, saciados del silencio de aquel que calla, de aquel que muere, de aquel que se agarra a lo que puede...

Joven muchacho, iluso, camina por las calles. La nieve, danzante en el aire, vacilante sobre el gris asfalto. Ilusión ardiente y desmesurada. Regalos de ilusión, regalos de amor, regalos del mañana y del hoy. Sentimientos de inexpresividad, camino entrecortado, más noche que día, sueños aborrecidos. Falta de amor.

¡FELIZ NAVIDAD! ¡Y próspero año nuevo 2011!

Déjese llevar por los pensamientos. Aparte la razón y muestre al mundo su maquiavélico mundo interior.

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