
Y nos quedamos en cosas que deseábamos hacer y que finalmente no hicimos, principalmente por miedo. Y la bola sigue rodando y creciendo. Como dije, son pequeñeces, pero que nos afectan demasiado. Deberíamos fijarnos más en los demás, intentar comprenderlos y no dejarnos influenciar simplemente por las primeras impresiones. Pero sobre todo deberíamos romper nuestros miedos, echarle valor y ser FELICES. Dejar de creer en los cuentos de hadas, en los príncipes o princesas azules, y luchar intensamente por lo que realmente queremos, porque nada de eso caerá del cielo, ni nos lo darán los demás sin antes haber sudado lo suyo. Pero no hay que dejar de creer ni de confiar, hay que tener esperanza.
O también cabe la posibilidad de que una simple noticia nos alegre el corazón, nos haga felices a rebosar y nos emocione de tal manera que andemos pululando por toda la casa dando saltitos de la alegría. Por extraño, o no tanto, que parezca, unas cuantas novedades en el E3 pueden contentar muchísimo realmente a uno. ¿Pues cómo no emocionarse con consolas portátiles como la Nintendo 3DS o videojuegos como Zelda, Mario o Animal Crossing?

Pero desde mi punto de vista lo peor no es la tristeza; si no el aburrimiento, el desanimo, la amargura, la indiferencia, la pura rutina... Y el cansancio sencillamente no ayuda a escribir una buena entrada en un blog a estas horas de la noche.
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